miércoles, diciembre 26

De que todos tenemos un Saturnalia o un Christmukkah.



Durante el mes de diciembre –a veces un poco antes- empieza a emerger hacia la superficie terrestre una raza de individuos absurdos cuyo principal cometido es arruinar las variadas celebraciones decembrinas. Grinchs posmodernistas que debido a sus conductas insoportables, pero sobre todo incomprensibles de odio infundado hacia la navidad –porque ni ellos mismos pueden justificarlo concisamente-, han llegado a encabezar mi top 5 de cosas que no puedo tolerar.

Porque yo puedo entender que la navidad está plagada de conceptos abstractos y sobre todo sospechosos… por ejemplo San Nicolás, un tipo con varias identidades [Papá Noel, Santa Claus] lo cual –a conciencia- sugiere que sea un prófugo de la ley –como Leo DiCaprio en Catch Me If You Can-, teoría que se sustenta cuando conocemos su lugar de residencia ubicado en ¡el Polo Norte! Donde dicen las malas leguas que tiene un ejército de duendes explotados a través de la fabricación de juguetes los 365 días del año. Se suma a esto el hecho de que sea gordito, lo que sugiere malos hábitos alimenticios y sedentarismo, que no se corte la barba evidenciándose un aseo personal deficiente y que se vista de rojo insinuando un chavista a punto de salir del closet.  

Por otra parte tenemos al “misterio cristiano de la natividad del señor”, pobre Jesús, en la época que fuera que naciera siempre iba a estar destinado a la implacable crucifixión por el bullying. Igualmente la pobre María, para quien no debió ser nada fácil decirle a su prometido “papi, estoy embarazada por obra y gracia del espíritu santo…” Tremendo peo se debió armar cuando el pobre José, ahora convertido por los “habla paja” en víctima de una nada descartable infidelidad, le preguntaba a su amada: ¿CÓMO ES LA VAINA MARÍA? 


Definitivamente es digno de admiración que el niño Jesús no ameritara ansiolíticos a lo largo de su vida tomando en cuenta todo el estrés familiar que ya experimentaba en su periodo dentro del útero materno que por cierto, llegó a feliz término a través de un parto extrahospitalario transcurrido en un establo con mula y buey a mano durante una alocada noche en Belén, para luego dedicarse a repartir regalos a otros niños durante su propio cumpleaños.

No obstante y pese a tan insólitas creencias navideñas, los invito a dejar de usarlas como excusas baratas para quejarse del arbolito con sobrecarga de adornos, del muñeco de santa que canta y se menea, de las guirnaldas rojas/verdes/doradas que golpean tu cabeza, de las lucecitas pro-convulsivas, de la desproporción existente entre las figuras del pesebre, etcétera, y seguir el ejemplo que Sheldon Cooper nos dio de adaptar las festividades según nuestras dogmas. 

Para muestra un botón; hace muchas navidades en un intento por agrandar nuestra Belén miniatura, decidimos situar el nacimiento en el porche de la casa. Tristemente, la inseguridad que impera en el país se sintió atraída por el pesebre y la mañana del 23 de diciembre de aquel año, un niño Jesús que aun no nacía se quedaba sin su mamá, papá, mula, buey y tres reyes magos que le trajeran regalos. Desde entonces, los 25 de diciembre yo celebro la navidad, pero más que eso, el día que Jesús Millán nació como miembro de mi familia.

P.D: Burrito de goma es nuestro conformante mas nuevo, sin embargo, con mas historia para describir su pasado. En resumen, también es producto de la inseguridad venezolana... vista desde otra óptica ;)

2 comentarios:

  1. Yo opino lo mismo que tu, amor: cada quien puede celebrar la Navidad (o diciembre, o las vacaciones de invierno o verano según el hemisferio donde estés) ... Y cada quien tiene sus tradiciones: arbolito, nacimiento, Niño Jesús, San Nicolás ... Unas católicas, otras paganas (empezando por la fecha decembrina, que viene de la mitología celta), pero cada quien que lo celebre como prefiera

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    1. Siempre y cuando no se metan ni con la mula ni con el buey, amor :*

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