Durante el mes de diciembre –a veces un poco antes-
empieza a emerger hacia la superficie terrestre una raza de individuos absurdos
cuyo principal cometido es arruinar las variadas celebraciones decembrinas. Grinchs
posmodernistas que debido a sus conductas insoportables, pero sobre todo incomprensibles
de odio infundado hacia la navidad –porque ni ellos mismos pueden justificarlo
concisamente-, han llegado a encabezar mi top 5 de cosas que no puedo tolerar.
Porque yo puedo entender que la navidad está plagada de
conceptos abstractos y sobre todo sospechosos… por ejemplo San Nicolás, un tipo
con varias identidades [Papá Noel, Santa Claus] lo cual –a conciencia- sugiere
que sea un prófugo de la ley –como Leo DiCaprio en Catch Me If You Can-, teoría
que se sustenta cuando conocemos su lugar de residencia ubicado en ¡el Polo
Norte! Donde dicen las malas leguas que tiene un ejército de duendes explotados
a través de la fabricación de juguetes los 365 días del año. Se suma a esto el
hecho de que sea gordito, lo que sugiere malos hábitos alimenticios y
sedentarismo, que no se corte la barba evidenciándose un aseo personal deficiente
y que se vista de rojo insinuando un chavista a punto de salir del closet.
Por otra parte tenemos al “misterio cristiano de la
natividad del señor”, pobre Jesús, en la época que fuera que naciera siempre
iba a estar destinado a la implacable crucifixión por el bullying. Igualmente
la pobre María, para quien no debió ser nada fácil decirle a su prometido “papi,
estoy embarazada por obra y gracia del espíritu santo…” Tremendo peo se debió
armar cuando el pobre José, ahora convertido por los “habla paja” en víctima de
una nada descartable infidelidad, le preguntaba a su amada: ¿CÓMO ES LA VAINA
MARÍA?
Definitivamente es digno de admiración que el niño Jesús
no ameritara ansiolíticos a lo largo de su vida tomando en cuenta todo el estrés
familiar que ya experimentaba en su periodo dentro del útero materno que por
cierto, llegó a feliz término a través de un parto extrahospitalario transcurrido
en un establo con mula y buey a mano durante una alocada noche en Belén, para
luego dedicarse a repartir regalos a otros niños durante su propio cumpleaños.
No obstante y pese a tan insólitas creencias navideñas, los
invito a dejar de usarlas como excusas baratas para quejarse del arbolito con
sobrecarga de adornos, del muñeco de santa que canta y se menea, de las
guirnaldas rojas/verdes/doradas que
golpean tu cabeza, de las lucecitas pro-convulsivas, de la desproporción existente
entre las figuras del pesebre, etcétera, y seguir el ejemplo que Sheldon Cooper
nos dio de adaptar las festividades según nuestras dogmas.
Para muestra un botón; hace muchas navidades en un
intento por agrandar nuestra Belén miniatura, decidimos situar el nacimiento en
el porche de la casa. Tristemente, la inseguridad que impera en el país se
sintió atraída por el pesebre y la mañana del 23 de diciembre de aquel año, un
niño Jesús que aun no nacía se quedaba sin su mamá, papá, mula, buey y tres
reyes magos que le trajeran regalos. Desde entonces, los 25 de diciembre yo
celebro la navidad, pero más que eso, el día que Jesús Millán nació como
miembro de mi familia.
P.D: Burrito de goma es nuestro conformante mas nuevo, sin embargo, con mas historia para describir su pasado. En resumen, también es producto de la inseguridad venezolana... vista desde otra óptica ;)
Yo opino lo mismo que tu, amor: cada quien puede celebrar la Navidad (o diciembre, o las vacaciones de invierno o verano según el hemisferio donde estés) ... Y cada quien tiene sus tradiciones: arbolito, nacimiento, Niño Jesús, San Nicolás ... Unas católicas, otras paganas (empezando por la fecha decembrina, que viene de la mitología celta), pero cada quien que lo celebre como prefiera
ResponderEliminarSiempre y cuando no se metan ni con la mula ni con el buey, amor :*
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