sábado, junio 9

De topless ecográficos.

La teoría supone que los médicos deben promover lasalud a través de la prevención. La práctica evidencia algo mucho más alarmante:todos los médicos, en menor o mayor grado, manifiestan una enorme incongruenciaentre el “deber” y el “ser”, explicando a los demás lo que deben hacer –y sobretodo, NO HACER- para mantenerse saludables, al mismo tiempo que hacen casoomiso de los cuidados de su propia salud.

Sin excepción, así somos los –conatos de- médicos,seres naturalmente ambivalentes que electivamente ondeamos una bandera dedoble moral. Verdaderas autoridades cuyas recomendaciones médicas incluyendietas balanceadas –mientras intoxican sus organismos con refrescos y comidaschatarras… como única comida diaria-, eliminar el hábito tabáquico –pero secomportan como tubos de escapes rotos nicotínicos vivientes- y reducir laingesta de alcohol –aunque más de una vez he escuchado el ridículo “hoy me voya destruir el hígado para celebrar”.

Yo, un médico en formación –y a pocos meses deculminar la carrera, si Dios y la vida me lo permiten- no estoy absuelta deculpas. Temo a los seres de bata blanca desde que soy muy pequeña, siendo esa –respaldadapor mi hipocondría crónica- la verdaderarazón por la que decidí estudiar medicina. De niña, cuando me dolía la barrigapensaba en amibiasis o cáncer gástrico y un dolor de brazo izquierdo solo podíasignificar un infarto.

No intento presumir –si lo intento y lo logro- cuandodigo que antes de los 10 años, valiéndome de Encarta y un montón deenciclopedias, me diagnostiqué una sinusitis –cuyo principal diagnósticodiferencial fue un tumor cerebral- que un par de días después, fue confirmadapor mi otorrinolaringólogo.

Lo que intento explicar hoy es que, a pesar de recomendarlesa mis pacientes controlar sus factores de riesgo y someterse –porque no hayotro verbo mejor- a chequeos médicos anuales, yo misma ignoro y prácticamente tengoun doctorado en hacerme la loca respecto a cumplir con lo que pregono constantemente.

Hace varios meses –demasiados tomando en cuenta quesoy una promotora de la salud para la humanidad- mientras realizaba uno de misexhaustivos autoexámenes y auto-acicalamientos corporales, me topé con algoextraño y de reciente aparición en una región de mi cuerpo desprovista deelementos no identificados. Lógicamente, mi hipocondría siempre en crescendo,me convirtió de inmediato en presa del pánico.

Presa del pánico semana tras semana, escuchandohistoria triste ajena tras historia triste ajena y preguntándome constantementecual sería el secreto que escondía ese nuevo habitante de mi cuerpo. Luego detanto pensarlo –y vivir una agonía que pude arrancar de raíz desde el primer día,pero que mi masoquismo no me permitió- decidí dos cosas: comentarles a mispapás –especialmente a mi mamá, quien recordemos se desmayó cuando mediagnosticaron dengue- e ir a realizarme un eco mamario.

Pese a que el ecografista era un hombre –mucha incomodidad-con aires de mi padrino, alto y bien vestido, su amabilidad y sutileza calmaronlo suficiente mis nervios ante la nueva experiencia del eco mamario.

Aquí en tu axila derecha tienes una adenopatía…

Dijo al mismo tiempo que me la presentaba. Unafigura hiperecoica me saludaba desde lo no tan profundo de mí ser… el transductorsiguió observándome como nunca nadie ni nada lo había hecho.

¿Tengo cáncer? –pregunté

O.o ¿Cómo es posible que alguien tan joven como tú,haga esa pregunta? Claro que no, tus mamas son tan bonitas como tú, no tepreocupes. -me regañó.

Y es que si bien ya no pierdo el sueño, la preocupaciónpor ese nuevo accesorio intracorporal está latente, lo que me obliga a ser máspaciente que médico, y resignarme a su seguimiento…

4 comentarios:

  1. Bueno amor, te dije que todo saldría bien :) gracias al FSM todo está bajo control :*

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  2. Wikipedia dice que el 1% de esas cosas son malignas... Si te concentras en el otro 99% la cosa es más simple.

    Ánimo niña! que no le va a pasar nada malo!

    Eso si, no se me descuide ;-)

    (For the record: tuve que buscar en wikipedia que era una adenovaina...)

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    1. No me descuidaré!=)

      Jajaja, "Adenovaina" suena mucho mejor!

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