sábado, noviembre 26

De lo estúpido que me parecen los vuelos en parapente.

Animaniacs nunca ocupó el puesto de comiquita preferida durante mi infancia; esto no quiere decir que no la disfrutara, por el contrario, la serie animada contaba con secciones cautivadoras de las cuales destacan, el napoleónico esfuerzo de Cerebro por conquistar el mundo y su santa paciencia para soportar el narf de Pinky, el 100% actitud de los palomos mafiosos, la personalidad –fácilmente identificable- borderline de Katie Ka-Boom y por último pero MAS importante, el segmento educativo buena idea, mala idea.

Es prácticamente imposible para mí reunir en un solo post el sinfín de ideas que además de MALAS, las etiqueto de estúpidas, peligrosas, irresponsables e incluso deplorables; no obstante, mis ansias inacabables de expresarme al mundo me obligan a hablarles hoy de mi absoluto desprecio y rechazo hacia la práctica de los DEPORTES EXTREMOS, definidos como actividades de ocio con algún componente deportivo que comportan una real o aparente peligrosidad por las condiciones difíciles o extremas en las que se practican.

Mi superyó –sentido común si lo prefieren- nunca me ha permitido entender a esas personas que necesitan experimentar los efectos de la adrenalina, a través de métodos poco convencionales como lo son aquellos de tirarse desde las alturas, usando de planeador un pedazo de tela. ¿Acaso solo yo comprendo que la vida, durante esos minutos de recorrido por los aires, pende de unos pocos hilos?

¿Arriesgar la vida por sentir un poco de adrenalina?

Recuerdo hoy que hace un par de semanas, escuché en la radio una denuncia realizada por un familiar de una persona con cáncer tratado en la unidad oncológica de Cumaná. La mujer, con tono de desesperación y sollozos inevitables, suplicaba “Señor presidente, así como usted está enfermo aquí en la unidad oncológica del hospital también hay personas que necesitan hacerse su quimioterapia, no hay recursos, no hay medicamentos. Por favor presidente, surta la unidad para que no se mueran…

Mientras tanto este mundo gira y gira sin poderlo detener, y aquí abajo unos cuantos luchan por seguir con vida y otros cuantos quieren jugar al desfrontalizado severo tirándose de precipicios y poniendo en riesgo una vida, que si bien para ellos quizás no tenga tanto valor, para los que sentimos amor por ellos sí.

Dar felicidad en vez de preocupación

5 comentarios:

  1. Como te habia dicho amiga, el que quiera adrenalina, que camine por la av 5 de julio, hablando por telefono con su bb de 10.000 bsF y revisando cosas en su ipod touch, con una cadena de oro, tipo 6 de la tarde...

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  2. Yo no se para que MAS adrenalina, ya nada mas vivir en Venezuela es un deporte extremo y bastante peligroso...

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