viernes, septiembre 2

De Stefania Fernandez

Dicen por ahí que si le preguntas a una niña venezolana qué quiere ser cuando crezca, ella responderá que Miss Venezuela; no sé en qué se sustenta dicha afirmación y tampoco es que vaya a averiguarlo –eso de censar el número de niñas que anhelan ser pupilas de Osmel Sousa, no es un tema investigativo que me apasione; pero lo que sí puedo asegurarles, es que durante mi infancia –y pubertad, adolescencia, adultez- nunca articulé tal respuesta.

Viajando al pasado, recuerdo una mañana de educación física cuando un clan de insufribles compañeritos de clases, auspiciaron la idea de designarme “reinita” del grado que cursábamos [2do, 3ero, 4to grado, whatever]; si bien la ridícula idea fue rechazada de ipso facto por una yo muy realista a tan corta edad, la insistencia de niñas aduladoras, niños malévolos y una maestra que siempre se limpiaba con la lengua los dientes superiores, me acorraló hasta fragmentar mi carácter y traicionar mi identidad. No puedo darle detalles del vestuario, pasarela o el manejo de la derrota en aquel certamen de belleza, pues la represión de ese episodio traumático, ha logrado borrar casi por completo los recuerdos de burla y humillación que solo destruyeron mi frágil autoestima.

¿Y qué quieres ser cuando seas grande, Angela?

TODO… MENOS MISS VENEZUELA
[posición fetal + cara de trauma]

Por las malas entendí que no soy bonita, y gracias a ese incidente encontré mas motivación para cultivar inteligencia y muchísima personalidad… porque vamos a estar claros, debía valerme aunque sea de alguna herramienta eficaz para sobrevivir en un país que está repleto de mujeres bellas o mujeres feas bien arregladas…

Belleza relativa que se encuentra en el ojo de quien la ve… mujer bella para mi retina es esa de piel blanca, delgada pero con cuerpo bien contorneado, cabello negro y sonrisa cautivadora, un prototipo perfecto personal como mi siempre preferida Stefania Fernandez. Hace unos días, miraba una entrevista que le realizaron a la Miss Venezuela-Universo, ella irradiaba felicidad y la frescura propia de la juventud. Relataba la aventura que fue para ella vivir en Caracas y luego en NY. Su rol de miss y a lo que se dedica en la actualidad

Yo le prometí a mis papás que al terminar mis responsabilidades con el miss universo, comenzaría mi carrera universitaria…

Senti una grata sorpresa cuando escuché sus palabras. Una pregonera del poder y superación femenino como siempre lo he sido, sintió orgullo de que una Miss Venezuela no se conformara con el grandioso pero superficial título de belleza universal, y que ahora persiga con esfuerzo un título intelectual.

Cuatro parámetros evaluo yo: cara, cuerpo, espíritu y mente, cuatro parámetros que Stefeania Fernandez aprobó, ganándose mi simpatia y favoritismo. A diferencia de Alicia Machado, tu Stefania si eres un ejemplo a seguir.

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