Hace ya cuestión de unos meses, durante mi poca agradable estadía en el servicio de traumatología, escuché un “chisme-rumor” sobre uno de los especialistas del lugar:
Al parecer ese doctor está sufriendo de Alzheimer desde hace unos años, no se acuerda de muchas cosas referentes al trabajo, de los pacientes, de sus diagnósticos, del plan a seguir con ello; y por eso es que la esposa lo acompaña todo el tiempo, es ella quien le recuerda absolutamente todo...
Anonadada y un poco taciturna cuestioné la base real de aquella desafortunada historia. ¿Cómo podía ser posible una situación como esa? Es exactamente una mente con buena memoria y capacidad cognitiva la que permite desarrollar una función adecuada en este complejo mundo de la medicina. Me enfoqué en la posibilidad de que fuera un rumor malintencionado enfocado en herir a la “hija-hijastra-algo” de ese doctor, eso definitivamente era una teoría fácil de sustentar con conductas déspotas-despiadadas-degeneradas de esa niña quien de humildad no sabe nada.
Poco tiempo después (8 semanas) sentada en el oncológico esperaba mi turno a ser interrogada en el examen final de gineco-obstetricia, aquellos rumores que anteriormente había decidido rechazar fueron certificados. Miré al doctor bajando por la rampa que comunica con el Razetti acompañado, efectivamente, de su esposa. Parecían dos colegiales enamorados, tomados de la mano, ella regalándole miradas de devoción y el sonriéndole inocentemente.
Eso debe ser amor puro y verdadero ¿o me equivoco? Debe ser amor convertirte en una especie de médico de la noche a la mañana para que tu compañero de vida pueda seguir con su vocación de tantos años. Debe ser amor luchar juntos contra una enfermedad tan devastadora como el Alzheimer. Debe ser amor estar al lado de tu esposo día tras día, siendo su pilar de apoyo, dándole no más que un cariño que trascenderá la eternidad.
Hoy los miré de nuevo mientras se marchaban del hospital, el manejaba y ella fielmente de copiloto lo acompañaba. Que difícil debe ser vivir esa realidad, una en la que los recuerdos de una vida se van borrando poco a poco de la mente del hombre que has amado siempre. No imagino el dolor de la ansiedad anticipatoria a que un día amanezca y el simplemente no recuerde nada sobre ella. A que empiecen preguntas como ¿Quién eres? ¿Por qué estás aquí? Las que se enterrarán cual dagas en un corazón que para ese momento ya estará debilitado por tanto sufrimiento.
Pero eso debe ser amor… ser una compañera fiel y amorosa incluso en una travesía cuyo final es poco alentador, catastrófico si somos realistas. Eso es amor, eso es amar, porque bien lo dice esa hermosa frase:
Amar y respetar en lo próspero, en lo adverso, en la riqueza, en la pobreza, en la enfermedad y en la salud y hasta que la muerte sea quien separe...
Escrito originalmente 04/07/2011
No hay comentarios:
Publicar un comentario