Apenas era una niña cuando separados por lapsos de tiempo no muy prolongados, dos de mis tíos murieron. Durante aquellos difíciles momentos, vi como las personas pierden todo su autocontrol y se tiran al suelo a llorar como niños. Experimenté un nudo en la garganta constante producto de un miedo inevitable e incluso, más que sentir un dolor propio, desarrollé empatía hacia los otros...
El olor de la funeraria, el carro fúnebre, la madera de la urna, el olor a muerte. Los vasitos con manzanilla y café. Las coronas con cinta morado nazareno y letras plateadas con escarcha. Los llantos de diversas intensidades. Los "sniff". Los murmullos de los presentes… son esas los recuerdos que siempre estarán clavados en mi mente.
Hoy, en medio del funeral del abuelito de mi cuñada, mi papá me decía
Si bien no te agrada en lo más mínimo ir a una funeraria, tienes un desenvolvimiento increíble cuando estás en estos lugares, aunque tú no lo creas...
Personalmente, puedo traducir eso como: oh vaya, que buena eres disimulando tus crisis de ansiedad, congrats!
Bajo un sol inclemente, empezaba el entierro de los restos de un hombre que fue esposo, padre, abuelo e incluso bisabuelo. El féretro estaba sostenido por las ligas amarillo desteñido típicas del cementerio y la viuda desconsolada miraba por última vez a quien fue su compañero por 57 años...
Es que yo solo quería abrazarlo y pedirle perdón...
Palabras que ella me dijo una hora antes de partir al cementerio. No tiene que pedir perdón, el sabe que usted lo amaba, él lo sabe, tranquila... y esas eran mis palabras de ¿aliento? para una mujer que se encontraba en la obligación de decirle adiós al hombre de su vida...
Y en aquel camposanto lleno de flores artificiales, miraba como lentamente bajaban la urna a aquel hueco excavado y luego era tapizada POCO A POCO con placas de cemento. Perdí el control de mi misma y silenciosamente me puse a llorar. ¿Cómo se puede aguantar tanto? Mirar como a tu ser querido lo introducen en una fosa que lo albergará por siempre, sin la esperanza de verlo a sus ojos de nuevo, hablarle, sentirlo, olerlo o simplemente tener la seguridad de que esta en cuerpo y alma a tu lado diariamente...
Pero como dicen por ahí, la muerte es parte de la vida, y su vida fue larga... ahora solo queda desearle un feliz viaje a ese lugar al cual, tarde o temprano, todos asistiremos…
Escrito originalmente 28/05/2011
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