jueves, agosto 18

De como Julio fue un hijo de Julieta

Vamos a ver Mercurio ¿hasta cuándo estuviste retrogrado? ¡¿Hasta abril?! Caramba, yo que enfoqué todas mis sospechas hacia ti. ¿Quién fue entonces? ¿Júpiter? ¿Saturno? No me sorprendería, como ellos son los grandotes… ¡¿URANO?! ¡¿Retrogrado desde el 10?! ¿Pero cómo es posible que ese planeta disfrazado de sumiso sea el responsable de tan accidentado mes?

Contrario a lo que puedan pensar, julio fue un mes que no me causó ni la mínima gracia. Por una parte parecía lactante mayor de 14 meses, causando caos inexplicable a medida que avanzaba; y por el otro lado, se comportaba como un púber recién llegado a los 14 años, rebelde si causa, inestable y volátil.

Al mejor estilo de Tyra Banks en America’s Next Top Model, Julio me impuso un nuevo look: Pasé de flaca a muy flaca, disminuyendo tres kilos en sus primeras semanas y seguramente uno más durante estos últimos 5 días. Integró a mi pálido rostro unas ojeras oscuras, producto de sueños no reparadores e insomnios interminables. Utilizó agotadoras crisis de llanto para marcar unas cuantas arrugas más en mi rostro y, en general me convirtió en una nueva especie de zombie con actitud de anergica crónica.

Durante 31 días, julio –el mes- me convirtió en otra victimas más del bullying. Sometió mi humanidad a potentes torturas psicológicas que si bien causaron traumas de por vida, debía superarlos en cuestión de horas. Midió constantemente mi paciencia a través de situaciones abusivas y dolorosas. Destrozó cualquier cantidad de sentimientos bonitos y sustituyó la gama de colores que suele caracterizarme, por un gris pálido, feo y sucio.

Pero la razón por la cual le guardo tanto rencor a julio, es que durante sus días de visita, mi vida cambió completamente y no precisamente para mejor.

Espero que agosto pueda arreglar todos los estragos que su antecesor causó.

Escrito originalmente 01/08/2011

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