jueves, octubre 4

De que yo votaré por mi, por mi futuro, por Venezuela.



Cuando Hugo Chávez se convirtió en presidente de mi país yo era una niña. Tenía 9 años, estudiaba quinto grado de primaria y mi mayor preocupación se concentraba en redecorar la cocina… de mi casa de Barbie. Desde entonces transcurrieron 14 años durante los cuales me transformé de púber a adolescente hasta convertirme en mujer. Estuve en secundaria, me gradué de bachiller y dentro de pocas semanas seré médico cirujano. Recibí un nuevo siglo y un nuevo milenio. Me mudé de ciudad. Conseguí el amor de mi vida. Mi hermano se casó. Mi papá renunció a su trabajo. Mi mamá solicitó su jubilación. Atendí partos. Suturé heridas. Me emborraché un par de veces. Bajé de peso. Mi mejor amigo se mudó a Caracas. Mi otro mejor amigo se mudó a Italia.
Todo experimentó una metamorfosis excepto la presidencia de Venezuela que, 14 años después, persiste en las mal gobernadoras manos de:
HUGO CHÁVEZ FRÍAS
Individuo que, durante más de la mitad de mi existencia, ha sometido a mi país al más grande deterioro y retroceso de toda su historia:
Fuimos venezolanos hasta que nos dividieron en opositores y chavistas. El tricolor fue vilmente fusilado por el rojo sangre. La pelona obtuvo la ciudadanía venezolana y actualmente es celebridad de primera plana en todos los periódicos nacionales. El miedo sustituyó a la decisión al mismo tiempo que la obligación se impuso ante la espontaneidad. Nos transformamos en dueños de nuestros silencios para no ser perseguidos políticos de nuestras palabras. Los lujos incluyeron los alimentos de la cesta básica y los medicamentos de la receta médica. Los ahorros de una vida se sustituyeron por los gastos de un día. La injusticia inoculó frustración en nuestros corazones.
Y aunque la desesperanza se convirtió en el monóxido de carbono que intoxica el alma de los venezolanos, el anhelo de hacer realidad mis sueños dentro de mi país –y no en uno ajeno- es lo que me motiva sin excepción a luchar por una patria mejor usando la única arma que todos los venezolanos portamos por ordenanza constitucional: el derecho al sufragio.
El evento electoral a realizarse el 07 de octubre es decisivo y comprendiendo ese hecho, la Universidad de Oriente emitió su decisión de iniciar actividades académicas el 09 de octubre, permitiéndole a su población estudiantil ir a votar en paz. El sentido común expresado por las autoridades de mi casa de estudio me sorprendió, sin embargo no tanto como la insensatez manifestada por algunos de mis compañeros ante tal dictamen.
Si bien algunos rechazaban la resolución universitaria alegando una nada banal preocupación –no poder formar parte de la graduación a celebrar en diciembre, probabilidad que a mi también me afectaría- igualmente me sentí profundamente decepcionada de mis congéneres y futuros colegas. Fue alarmante notar que algunos de mis compañeros prefieren satisfacer sus caprichos antes de agregar su granito de arena en la construcción de un futuro mejor para Venezuela, argumento que yo no comparto porque
¿De qué serviría acelerar mi graduación de médico cirujano, cuando mi patria está cayéndose a pedazos?
Por eso, en esta oportunidad mi voto tendrá impreso el nombre de HENRIQUE CAPRILES RADONSKI. Y no precisamente porque no haya ninguna otra opción decente en el tarjetón electoral –que en realidad no la hay- sino porque este flaco ha demostrado ser el líder que tanto necesitamos. Capriles se ha valido de 3 meses y de un estado físico envidiable para mostrarnos su inteligencia, organización, humildad, valentía e infinidad de ideas cuyo propósito es resucitar a nuestro país; mas que un hombre,  es la luz al final del túnel lleno de miseria en el que estamos atrapados hace 14 años.
Entonces, el 07 de octubre despertaré pensando lo tanto que amo a mi pais, a mi familia, a mi novio y a mí misma. Lo tanto que amo a mi carrera y atender a mis pacientes. Lo tanto que amo ese aroma costero de Cumaná y ver en Caracas al imponente Avila desnudarse durante el día y acobijarse con las nubes de noche. Lo tanto que amo comer arepas, tomar leche, hacer tortas de frescolita y merendar cocosette. Lo tanto que amo nuestras ironías, como esa de ser el quinto país mas feliz del mundo incluso hundiéndonos en la miseria. Lo tanto que amo a mi virgencita del Valle. Lo tanto que amo las navidades venezolanas. Lo tanto que amo a los hijos que mi novio y yo hemos concebido en nuestras mentes y corazones. Y lo tanto que amo pensar en que ellos disfruten sin miedo mi hermosa Venezuela.
El domingo yo votaré pensando en que todo puede ser mejor...
BUENAS NOCHES Y BUENA SUERTE VENEZUELA.
 
P.D: esa canción me parece ideal para este post. HIT THE ROAD CHÁVEZ, AND DON'T YOU COME BACK NO MORE, NO MORE, NO MORE, NO MORE.

4 comentarios:

  1. Excelente post amor ... Todo lo que dices es cierto, ha pasado tanto tiempo de este gobierno, que muchos no conocieron (y otros no recordamos bien) algún gobierno que no sea el de este individuo que se va el domingo

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    1. Y eso no puede ser posible. 14 años es suficiente tiempo para cumplir promesas y demasiado tiempo para mantenerse en el poder. Es hora de un cambio, amor.

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  2. Muy buen post Angela. Comparto contigo este pensamiento y además te Felicito por tu próxima titulación y por ser parte del cambio de esta Venezuela que tanto amas.
    Yo era un poco más grande que tu cuando este señor comenzó a reinar, lamentablemente es lo único que recuerdo, lo demás son vagos destello de lo que fuimos, de quienes gobernaban y de como lo hacían, pero si te soy sincera me siento ajena, aquí no fue donde yo crecí. Por eso votare y votare este donde este y todas la veces que sean necesarias.

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    1. Gracias Raquel por tomarte el tiempo de leer y comentar mi post, asi como de participar en mi blog.

      Si, estoy esperando con muchas ansias ese título y quiero celebrarlo en un país en un pais con un nuevo amanecer. ¡Ya es hora!

      Convicción como la que expresas es lo que necesita la gente del país, ejercer nuestro derecho al voto cuantas veces sean necesarias para escribir un mejor futuro.

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