En mi carrera hay palabras que, con el paso de los
años y el acumulado de experiencia, empiezan a instaurarte fobias severas; a
continuación citaré algunos ejemplos: “ingreso” y si es pediátrico hasta la
bilis se te revuelve; “oral” y “jurado” una precede a la otra y juntas esconden
el mensaje subliminal “te van a decapitar”; “guardia” cuyo vocablo se agrava si
se acompaña de “24 horas”; “jornada” lo que implica organización grupal –vamos
mal- de un viajecito a la comunidad -pueblo desconocido y recóndito- a realizar
actividades en pro de la salud –mínimo una fiestita- que te dejaran anergico
–en mi pueblo: te sacaran la chicha.
Superada jornada número 1 y número 2 (parasitología
y medicina tropical respectivamente), es hora de acompañar la cuenta regresiva
de mi carrera como alumna de pregrado, realizando jornadas en cada una de las
rotaciones por visitar. En esta oportunidad le correspondió a Pediatría III
regalarme las anécdotas para compartir con ustedes en este post.
Capítulo primero. El viaje. Quiero sentarme al lado
de la ventana, me sentaré al lado de la ventana, me senté al lado de la
ventana. Estos asientos para tres personas son tan incómodos, o quizás fueron
diseñados para 3 personas con apariencia anoréxica como yo, mas no para la
versatilidad humana que descansamos las nalgas en este lugar. Hay cola para
salir de Barcelona, para variar. El hombre del autobús olvidó llenar el tanque
de gasolina. ¿De dónde salió el sol, no estaba nublado hace 10 minutos? Nada,
el sol me tiene arre… El sol no podrá contra mí, construiré una cortina-rancho
con mi bata de médico. “Será que puedes quitar tu rancho, no me entra
suficiente fresco”, estúpido monigote, no sabes decir los buenos días pero si
sabes abrir la boca para molestar. Ahí está la redoma de Los Pájaros
[MUTANTES], siento que voy a Caracas, pero no. Fíjate, los autobuses de la UDO
pueden correr a más de 100 km/h. ¿La carretera no es demasiado angosta y
curveada para correr a más de 100km/h? Ya no sé que me preocupa, si colisionar contra
¿una manada de burros salvajes? o que la alta velocidad empiece a desprender
las piezas viejas y oxidadas del autobús, hecho que nos dejaría varados en el
medio de NOWHERE. ¿A dónde se fue la costumbre de manejar por la derecha?, eh
dude, el viaje no es a un pueblo en Inglaterra, you know. Huele a humo. Ah mira,
ahí hay mucho humo para que huela mas humo. “Hay que tomarle una foto al cartel
de Bienvenidos a Caigua” dice alguien. El autobús se para en medio de la
carretera para que tomen la foto. Están tardando demasiado tomando la foto.
¿Solo yo recuerdo que estamos detenidos en medio de una carretera MUY angosta?
Arrancamos. Llegamos.
Capitulo segundo. La exploración rápida. Una calle,
angosta. La escuela. Una estatua de un indio. ¿Si ahí está la escuela, por qué
seguimos andando? ¿Por qué no nos estacionamos aquí?. Un “Señor siga a la plaza”
llega a mis oídos desde la parte delantera del autobús. ¿Seguir a la plaza?. La
plaza está lejos de la escuela. Ellos no pretenderán que caminemos con el montón
de corotos desde la plaza a la escuela, ¿o sí?. Un “Señor regrese a la escuela”
llega a mis oídos desde la parte delantera del autobús. A esta gente le gusta
el turismo radical y extremo, ¿solo yo he notado que las calles que rodean a la
plaza son demasiado angostas para que un autobús de este tamaño ande paseando?.
Toda mi concentración es direccionada a mis glúteos mayores, si a este bus le
pasa algo no podré regresar a Puerto la Cruz temprano. ¡Lo logró!. De vuelta a
la escuela. Esta escuela es más grande que todas las escuelas donde estudié
allá en Cumaná. Es una escuela muy bonita. ¿Dónde vamos a pasar consulta?, no
hay respuesta. Nadie les dijo a las madres que llevaran a sus niños enfermos. No habrá
consulta, solo charlas preventivas. Como no soy necesaria, iré a pasear por el pueblo.
Capítulo tercero. Angela la mochilera. La estatua
del indio que nos recibió, es nada más y nada menos que el señor Caigua. Es un
pueblo agradable, está nublado y la gente es amable. La distribución no es de metrópolis,
lo básico: la escuela, el ambulatorio, las casitas y una plaza. Alrededor de la
plaza también lo básico: la iglesia, la policía y en cada cuadra una tasca. Por
eso es que Venezuela está como está, una tasca por cuadra es demasiado
deplorable. Una señora muy amable nos muestra el ambulatorio que estrenaran el
sábado, es bonito, bien dotado y tiene una casita de descanso para los médicos,
una casita con cocina, sala-comedor y dos habitaciones más un baño, también está
amoblada hasta con DVD. “Nosotros no queremos aquí ningún MIC (médico integral
comunitario), queremos médicos de la UDO”, solo un verdadero tarado desearía ser
atendido por uno de esos intentos de médicos socialistas. Hay que volver a la
escuela.
Capítulo cuarto. La deportista. Según, aparecieron
dos pacientes en la consulta, buscaban desesperadamente el peso, no lo
encontraron. El peso andaba paseando por el pueblo conmigo, el también tiene
derecho. Nos sentaremos a hablar con la infectologo pediatra. Nosotros no
hablamos, ella habla con emoción de cuando era bebé y sus tíos la llevaban a
los partidos de básquet. “Ellos me cuidaban, guardaban un tetero de leche, uno
de agua, y me llevaban a los partidos”. Esa es la razón por la cual soy
posesiva, necesito un postgrado que me deje cuidar a mis críos. ¿Cómo se les
ocurre llevar a un bebé a un partido de básquet? MOTHER OF GOD, un bebé en un
partido de básquet. No supero lo de un bebé en un partido de básquet. Ella
habla de mil cosas más y yo sigo imaginándome un bebé en un partido de básquet.
Nos dicen que ya podemos volver a Puerto la Cruz, y en mi mente sigue la imagen
del bebé en un partido de básquet.
Capitulo quinto. La despedida. Un púber tiene un teléfono
que reproduce a todo volumen la salsa más erotica-malandra que puede existir.
Mi otorragia es inevitable. El púber se encorva y simula un bailecito pegado.
Espero que las charlas de sexualidad y toda la cosa les haya enseñado algo. “¿Ya
te vas?” pregunta un púber mientras me dirijo al autobús, una inocente yo
responde que sí, “que te vaya bien mamita bella”. Definitivo, las charlas
preventivas no controlaron efectivamente las hormonas desbordadas de estos
eslabones perdidos entre la niñez y la adultez.
"Que te vaya bien mamita bella" ??? O.o Novia no me contó eso ... Definitivamente ese viaje fue una aventura :*
ResponderEliminarJajaja, amor, era un tukky puber... nada comparado a novio hermoso!
EliminarLo fue :*