jueves, septiembre 22

De que simplemente no te quiere.

¿Será que le envió un mensaje? ¿Qué piensas tú? Voy a enviarle un mensaje y si responde le digo para llamarla…

Y efectivamente, luego de usar mi poker-actitud de psiquiatra en formación y decirle eres tú quien debe hacer lo que creas conveniente, decidió enviarle un mensaje de texto a la mujer que desata sus peores crisis existenciales –otra vez. Ella, con su poker-actitud de mujer black widow, respondió distante al mensaje desesperado que él le había enviado, estableciendo una pobre interacción que fue suficiente para armarlo de valor y proponer darle un ring. Ella prometió avisarle, sin embargo nunca cumplió.

A través de esa historia, cuyo parecido con la realidad es pura coincidencia, entendí que los seres humanos nos esforzamos por hacer de nuestras vidas un deja vu eterno, eso de tropezarnos con la misma piedra dos veces –y 3,4,5,6 +oo veces- es algo inevitable para nosotros por la única razón de que nos fascina revivir nuestros errores.

Y es que cuando de amor se trata, la carga hormonal y las sinapsis aceleradas de nuestro sistema límbico nos convierten en verdaderos tarados. Tal como dice el mito de que la virgen pasa un manto sobre la mujer que ha parido para que olvide el dolor y quiera embarazarse de nuevo, Cupido pasa su pañal para que las personas olviden el desafortunado enamoramiento y se enamoren de nuevo. Debe ser la shit del pañal el secreto tras la amnesia retrograda que surge luego de cualquier amarga experiencia amorosa... así como en una película que vi hace unos días.

A primera vista, el poster de “Simplemente no te quiere” es desalentador, cuando muchas estrellas se reúnen para filmar una película el resultado es equivalente a un desastre de proporciones épicas. Sin importar esa aseveración cinematográfica, mi naturaleza cinéfila decidió darle una oportunidad a la historia de dos –MUY LARGAS- horas y diez minutos de duración.

Esencialmente la trama está enfocada en 3 relaciones de pareja –una más decadente que la anterior- cuyos personajes se interconectan los unos con los otros siguiendo una enredada regla de los 6 grados de separación. Así nos mezclamos con un matrimonio “perfecto” hasta que la naturaleza mitómana del esposo se cruza con una perra del infierno; a los concubinos imperfectos que experimentan la presión de las nupcias –la falta de- y por último, con la eterna rechazada-desesperada.

Ese último concepto es mí preferido, la mujer –en la vida real también puede ser hombre- que persigue a una persona simplemente por alguna palabra bonita que llene de esperanza –erróneamente- su corazón. Esa que se aferra a vínculos débiles y exagera hasta el mínimo gesto de cariño. Es ahí cuando aparece mi personaje preferido Alex, cuya carencia de escrúpulos y sutilezas deja claro que: si no te llama, si no te busca, si no te habla, si desaparece, si te deja esperando, SIMPLEMENTE NO TE QUIERE…

Parece sencillo de entender, no obstante, mis estudios de campo demuestran que la gente rechaza tal afirmación. Por esta razón he decidido que mi trabajo investigativo final para obtener el título de doctora en neurociencias de la universidad de Harvard –pienso en grande- tendrá como título:

¿Por qué el ser humano se resiste cuando SIMPLEMENTE NO LO QUIEREN?

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