Yo nací sola; soy el resultado de un embarazo de más o menos 36 semanas, feto único en cefálico de vértice que no terminó en parto pero si en cesárea, significando que no me bañaron en shit al nacer ni causé traumatismos a la vagina de mi madre. No compartí membranas ni estuve flotando con alguien más en el líquido amniótico, toda la sangre de mi madre era compartida únicamente conmigo a través de un cordón umbilical.
Yo crecí sola; y que eso no se entienda erróneamente, no era ninguna Matilda, yo siempre he estado rodeada de mi familia -entiéndase mi mamá, mi papá y mi hermano... ah sí, y mi abuela. Pero nunca jugaba monopolio, ludo o ajedrez con otro que no fuera mi amiga imaginaria -si, no había emoción. No tenía con quien jugar muñecas, quizás solo en vacaciones con una prima quien un día expresó lo siguiente:
No quiero venir para acá, vengo porque mi abuela me obliga, quiero quedarme allá jugando con Norelys.
Si, Norelys la esclava, disculpen, la muchachita de servicio que ese ser malévolo mejor conocido como "malande" había traído desde Santa María -un pueblo, más pueblo que Cumaná- para que se encargara de los oficios de eso que ella llamaba su hogar -¿y la LOPNA?. Mi mamá, un ser que persigue la justicia mandó a mi prima de vuelta a casa de su abuela, si ella no quería estar compartiendo conmigo ¿para qué obligarla? Desde ese momento quizás se fortaleció mi poco espíritu para compartir y crear lazos fuertes con otros seres humanos.
Y llegó el día de mudarme sola porque "según" mi vocación era ser médico. Y eso hago, estudiar para ser médico, llegar a casa y comer la comida refrigerada que mi mamá me prepara -no he aprendido a cocinar, tampoco tengo tiempo, mi madre es lo mejor que existe. Luego bañarme y estudiar, mirar por la ventana con melancolía de un futuro que tarda en llegar y frustración por un presente en el que, aun rodeada de personas, me siento tan sola como siempre.
Durante mi rotación de cirugía I me pinché. Yo recuerdo aquel día perfectamente, pero no lo había compartido porque la empática Angela siempre prefiere guardarse -hasta estallar- sus tormentos y preocupaciones. Destapaba la vía de un paciente, si las enfermeras no lo hacían alguien debía ¿no? pero no pude, otra compañera lo intentó y dejó la inyectadora sobre la camilla sin ponerle su protector. Yo no me fijé y lo último que sentí fue el filo de la aguja. La miré alarmada y ella dijo:
No te va a pasar nada, tranquila vale, así no pasa nada...
Intenté convencerme diariamente que no había nada de qué preocuparse, hasta que durante las vacaciones recientes todos empezaron con el acoso hacia mi peso. Día a día escuchaba a la gente llamarme flaca, demasiado flaca, demacrada, cadáver, anoréxica, enferma, bulímica, entre otros adjetivos que sonaban en una canción que no dejaba de repetirse. Ver en la balanza 5 kilogramos menos, los cuales sinceramente A MI NO ME MOLESTÓ PERDER, no me alarmaron sino hasta que atendí recientemente a una paciente con VIH quien había disminuido 10 kilogramos.
Y sola fui a hacerme una prueba de VIH. Me sentía tan desamparada, no podía decirles a mis papás, si mi mamá casi se desmaya cuando le dijeron que tenía dengue... no quería compartirlo con algún amigo/a porque soy muy reservada y solitaria para ello. Y el era el único que lo sabía, pero no era suficiente.
Sola bajé las 4 cuadras (o más) que separan al hospital del laboratorio donde tomarían la muestra de mi sangre. Pensaba tantas cosas en ese trayecto... todo lo que perdería de ser positivo, todo lo que no importaba en ese momento cuando la vida misma pende de un hilo. Sola como siempre, enfrentándome al mundo cruel, al destino lábil, al poco predecible futuro. Sola me senté, sola apretando la silla enfrentaba mi miedo a las agujas, sola en aquel lugar frio. Sola salí derrumbada, enfrentando ahora la espera de los resultados, los cuales un par de horas más tarde expusieron un bendito NEGATIVO.
Esta semana de nuevo debo hacerlo todo solo. Debo buscar otro tipo de atención médica, debo ir a un consultorio sola, a sentarme sola a esperar, a ser vulnerable sola y a regresar sola a casa a comer sola y estar sola - esto no es una invitación, en estos días una amiga quería venir a "hacerme compañía" y HELL NOT tenerla dentro de mi espacio me hubiese llevado a la locura.
Escrito originalmente 26/06/2011
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