Me encanta que, la típica historia de amor de los cuentos de hadas, sea ahora en las películas de Disney, modificada con agregados de mucho sarcasmo y tonos burlones al trillado "princesa en apuros... príncipe que la rescata... bruja del cuento"...
Tangled no fue la excepción a esta nueva moda. Si bien toma como molde a Rapunzel, princesa a quien siempre le he tenido asquito -cabello MUY largo = cochinada)- la trama transcurre de una manera totalmente diferente, fresca y divertida...
Esa escena de la foto es, sin pensarlo dos veces, mi preferida de toda la película. Una vez que Rapunzel convenció a su madre de dejarla sola en casa, ha decidido escapar a conocer el mundo con la ayuda de un ladrón. Cuando Rapunzel se da cuenta de que ha logrado su cometido, POW, explota la crisis existencial...
Me sentí tan identificada: LO LOGRÉ - oh, me matarán cuando se enteren - SOY TAN FELIZ - ¿qué clase de locura es esta? - WOHOOO, AMO ESTO - soy lo peor que hay... esa fase maniaco-depresiva que vivimos las niñas buenas, cuando hacemos algo, digamos, fuera de lo común.
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