Nos conocemos lo suficientemente bien para saber algunas cosas sobre nosotros: 1) No me gusta el chocolate; 2) Harry Potter y la cámara secreta es mi libro preferido de la saga; 3) No soy una persona impulsiva. Sin embargo, dicen por ahí que toda regla tiene su excepción y mis cualidades no escapan de ello: 1) Me gusta la Samba de fresa; 2) Harry Potter y la cámara secreta es la peor adaptación cinematográfica de la saga; 3) La impulsividad invade a mi ser cuando se trata de comprar cuentas-piedritas [inserta aquí tu manera de decirle a “eso” utilizado para hacer bisutería].
Bisutería que prefiero resumir en collares, accesorio del cual me he convertido en fanática desde hace algunas semanas. Impulsada por mi nueva afición, inserté necklace en el buscador de Flickr e invertí dos noches mirando las numerosas fotos que la búsqueda arrojó. Fue esta inversión suficiente para sentir la preparación –“creativamente” hablando- que me permitiría tomar decisiones a la hora de comprar cuentas coloridas…
Así, una mañana calurosa de agosto en la ciudad de Cumaná, una Angela en modo vacacional activado se bajó del carro y entró a una pequeña tienda, cuyo interior alberga las mil y maravillas para materializar cuanto diseño germine de tu ingenio. A partir de ese momento inició lo que me gusta llamar “una serie de eventos inevitables”; mi retina frenética mandaba aceleradamente señales a mi corteza cerebral, en mi lóbulo frontal se alteró mi juicio y conducta normal y comenzó mi esquizofrenia selectiva en la que una voz me gritaba “cómpralos, cómpralos”…
Shame on you Angela, frase que mi superyó repitió en mi mente ejecutando su esfuerzo eterno y bien logrado por atormentarme y hacerme sentir GUILTY. VETE AL DIABLO, le dijo mi Ello, sintiéndose triunfador ya que, justo en la vitrina “nada que ver”, escondido entre flores artificiales en miniatura y unos hilos poco llamativos, se encontraban unas
¡PERLAS!
Y así, una mañana soleada y calurosa de agosto en Cumaná, casualidad y suerte salieron a pasear y se toparon ¡CONMIGO! en el momento cuando encontré perlas en el tamaño y color tono [insertar aquí el color misterioso] exacto del vestido que usaré en mi tesis. Mi humilde fondo monetario del día –algo así como un billete y medio de 10- me obligaron a preguntar ¿Cuánto cuestan? – [Inserta sonido de caja registradora]- obteniendo una respuesta satisfactoria –MUY- y saliendo de la tienda con lo que será –hasta los momentos- los accesorios para mi tesis…
Tachemos de la lista ACCESORIOS y notemos que en arcoíris fluorescente sigue resaltado –y no tachado
ARMAR TESIS
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