Cuando llega ese momento ideal de comenzar a desarrollar tu tesis investigativa para optar al título de médico cirujano, inicias un ritual que pocos conocen: la organización. Ligeramente parecido a lo que en medicina se llama planificación familiar –en criollo, tener un muchachito porque te da la gana-, buscas conducir tus pensamientos, quereres y necesidades hacia el camino del éxito, sin fracasar en el intento. En lo que respecta a una tesis, son tres las decisiones que definen los acontecimientos del futuro:
Uno: tema que quieres investigar –o al menos especialidad médica en la cual trabajar.
Durante los primeros 8 semestres de mi carrera, mis brújulas de interés médico extraacadémico se guiaban por un polo magnético MUY errático. Mientras muchos de mis compañeros nombraban médicos “famosos” y divagaban sobre ramas investigativas interesantísimas, yo solo conocía al Dr. Rey y mi mayor interés se centraba en sobrevivir al profesor/rotación de turno. ¿Se identifica usted conmigo? No se preocupe, las respuestas están dentro de su corazón, solo necesita escucharlas y posteriormente revisar algunas revistas medicas. ¿Mi rama de estudio? La psiquiatría.
Dos: tutor quien guiará tus pasos
Bravo nunca fue una opción, siempre fue una elección por la simple razón de sentirme identificada con él.
Tres: ¿con quién trabajar?
Con NADIE. Y esa fue la decisión más sencilla. No me agrada trabajar en grupo, me considero muy joven para ser madre y es ese el rol que desempeñas cuando trabajas con otras personas. Preguntas como “¿investigaste lo que te dije?... ¿Buscaste mas información?... ¿Hiciste tus diapositivas?” son el equivalente al “¿te bañaste?... ¿Hiciste la tarea?... ¿Recogiste los juguetes?” con que la madre ingenua, interroga a un niño que responderá “ninguna de las anteriores”. Sin embargo, ayer me he dado cuenta de algo inquietante: NO ESTOY TRABAJANDO SOLA. Les he mentido, peor que eso, ME HE MENTIDO A MI MISMA. Entendí ayer por las malas que estoy trabajando con el más hiperactivo de todos los compañeros: YO MISMA.
Disponiéndome a buscar la explicación de las escalas que he utilizado en mi investigación, y así vaciar los resultados obtenidos en un lugar [que no sé donde es, ni sé cómo se llega/hace o verbo correcto], no encontré el link –que había guardado- donde explicaban eso. Recordé a Murphy, cuando parece que ya nada puede ir peor, empeora… y empeoró cuando noté que tenía 3 respaldos de bookmarks con enlaces de todo tipo, sin ningún orden lógico.
No sé donde Angela del pasado #2 guardó el libro de metodología de la investigación que Angela del pasado #1 descargó convenientemente de la web. Tampoco sé donde Angela del pasado #3 guardó otros enlaces de importancia, ni entiendo lo que Angela del pasado #5 escribió en el marco teórico. Y Angela del presente les deja claro que NO se equivocó contando.
Y yo estoy siempre apoyándote amor :$
ResponderEliminarY eso es muy importante para mi, amor.
ResponderEliminarSi! resulta duro trabajar en equipo cuando eres responsable, ordenado, coherente y con ética, pero siempre hay almas gemelas con empatia y ganas de trabajar. Animo eres dueña de tu destino, un saludo.
ResponderEliminarPD: me he puesto trascendental... jeje
Si, soy dueña de mi destino, no puedo ni debo soltarlo, tienes razon!
ResponderEliminarEs bueno de vez en cuando ponerse asi!